jueves, 8 de abril de 2010

Aristóteles.

"El ignorante afirma; el sabio duda y reflexiona."

Pensamiento pesimista

Siempre he pensado que vivo
de una manera poco correcta.
Fumo, bebo y hago cosas
que a algunos les resultan extrañas.
Vivo acompañado, no salgo
y huyo de las multitudes.
No veo buen cine, escucho música
y leo a poetas que nadie conoce.
Pero a pesar de ello,
sufro como tú lo haces,
hablo como tú hablas,
callo como tú callas,
y vivo, sí, vivo,
como tú quisieras vivir.

PJS. Abril de 2010.

UNA CRÓNICA SOBRE EL ESTADO DE LA ISLA DE LA GOMERA EN 1911.



Retomo hoy un capítulo sumamente interesante, que no es otro que el del estado de la isla de La Gomera hace un siglo. De sobra conocida es la dificultad que tuvo la isla en cuanto al tema del transporte y el desarrollo de vías que ayudaran al traslado de personas y mercancías en su interior, apaciguado en parte gracias a la construcción de sus pescantes en la primera década del siglo XX. Revelador resulta una breve crónica aparecida en 1911 en el periódico La Región y que a continuación paso a transcribir, a fin de entender las dificultades por las que pasaba La Gomera hace un siglo y el estado de sus infraestructuras en un momento pujante de su economía gracias a la exportaciones frutícolas, sobre todo en el norte de la isla.


“La isla de la Gomera está necesitada de una multitud de reformas, de un considerable número de servicios públicos, fáciles de llevar a cabo tan sólo con acelerar algunos trámites de pequeña importancia.

Es una isla rica por todos conceptos, pero muere de anemia, mejor dicho, muere pletórica de riqueza porque le faltan sitios apropósito por donde hacer circular sus tesoros. Lo que se haga en favor de la Gomera es obra de patriotismo.

Urge obtener del Gobierno la pronta resolución de los asuntos pendientes, y que ponga toda su energía a favor de las carreteras de que tan necesitados están los pueblos gomeros.

Para visitar pueblos como Vallehermoso, Arure y otros, el ánimo se encoje.

El viaje tendría forzosamente que hacerse en caballerías, pues otro medio de locomoción es hoy por hoy imposible emplearlo en la Gomera. Tendría algunos momentos que apearse de la bestia que se monte y continuar el camino á pie, durante un buen trecho, porque la penuria de aquellos pueblos no ha podido colocar el camino en buenas condiciones para el tránsito.

En Alajeró hay un puñado de españoles, que para comunicar con el resto de los ciudadanos tienen que atravesar veredas propias del infierno.

Esto es lo primero que hay que hacer en la Gomera: facilitar las comunicaciones.

En la villa de San Sebastián poco significaría para un Gobierno conceder auxilios pecuniarios a fin de que pueda llevar á cabo ciertas reformas.

En Hermigua es urgente resolver un expediente, en el que se pide una subvención al Ayuntamiento para construir una casa-escuela.

Agulo tiene grandes necesidades y sí han resuelto el problema del agua, llevándola canalizada á todas las casas, débese á su propia iniciativa, á su solo esfuerzo, quizás á haber apurado un poco el crédito para obtener reforma tan importante.

El pescante de Agulo, como el de Hermigua es una hermosa obra que ha sido hecha sin auxilios de ninguna clase. Se han reunido unos cuantos ciudadanos, han hipotecado algunos sus fincas y han reunido el capital necesario para construir esos pescantes, que hoy dan facilidades para el embarque y desembarque de pasajeros y carga y descarga de frutos, hermoso acto que demuestra energía, patriotismo v un amor entrañable a su pueblo”.


La Región, Diario Conservador, 19.09.1911.